domingo, 10 de octubre de 2010

Un Buzo es...

Yo no se qué tiene el mar que fascina. Es imposible verlo sin sentir esa fuerza que emana de cada gota de agua, de cada golpe de brisa que logra entrar por la nariz, por los ojos, por la boca y por la piel. El mar…siempre el mar, en su inmensidad, en su eterno movimiento…en su imponente fuerza.




Para los ojos de los simples mortales, el mar es compañero de reflexiones. Una vasta superficie de agua, impredecible y misteriosa. Un gran bloque de agua que a veces aterra por saberlo incierto y a veces inquieta por sentirlo caprichoso e impredecible. El mar…siempre el mar…siempre cambiante en sus colores y matices, en sus aromas…en su ser.



Lo vemos como algo vivo, nunca estático, nunca aburrido.



Nos preguntamos siempre qué es lo que habrá guardado en sus inmensas aguas pero sólo atinamos a sentarnos en la playa contemplando su vaivén. ¡Imaginándonos! preguntándonos, anhelando conocer sus secretos. Sin saber a ciencia cierta el misterio que encierra en esas gotas de agua salada y en cada romper de una ola. Nos limitamos a observar con respeto desde la playa, nos conformamos con mojar el cuerpo con el mismo líquido que acaricia la arena de manera rítmica. Sin saber que lo que estamos captando y sintiendo de ese mar es sólo una minúscula muestra de lo que el mar ofrece.



Pero un buzo lo sabe. Ha sido seducido por ese canto de sirenas del que tanto hablan los escritores. Una seducción que una vez que se sucumbe a ella, no se resiste ya. Un buzo sabe que desde la primera vez que se zambulle en el mar, es difícil despegarlo de la mirada y de la piel. Un buzo tiene los ojos azules de tanto mirar al mar. De tanto tratar de captar sus estados de ánimo, sabiendo que nunca logrará comprenderlo del todo.



Un buzo sabe que al mar no se le comprende, sólo se le acepta como es. Como a un gran amigo, al que nunca podrás entender del todo, solo lo amarás por sobre todas las cosas. El mar amigo. El mar maestro, el mar…¡siempre el mar!.



Inmerso en sus aguas, el buzo no tiene mas que agua a su alrededor, agua, magia y vida. Genera una comunión con una realidad que ha hecho suyo a base de amor y tenacidad. Un buzo pasa de ser un intruso a ser parte de ese mundo acuático que los demás sólo pueden llegar a vislumbrar de manera superficial y somera.



El buzo entra en ese mundo, cambia su status de ser terrestre a acuático en sólo unos segundos. Con sólo ponerse un traje de neopreno y un tanque de oxígeno se transforma en pez. Una bella metamorfosis que sólo un buzo puede lograr. Una metamorfosis que le permite olfatear el agua y mojarse con la brisa. Cambiar sus sentidos de persona a los sentidos de un ente acuático. Ser uno con el mar…ser uno con el agua… y seguir siendo uno con el mar, aun cuando esté utilizando sus dos piernas para caminar y no para nadar, porque el mar se queda pegado en su cuerpo. Se integra en su manera de ser, de estar, de platicar y de sentir.



El mar se pega a su piel y se queda incrustado en sus ojos, de manera que uno puede identificar a un buzo con la simple vista. Puede haber contadores/ buzos, choferes/ buzos, empresarias/buzos, actrices/buzos, pero una vez que se sumergen en el mar, son peces y son esponjas que absorben lo infinito. Son agilidad de delfines, destreza de tiburones, son el canto de una ballena. Son peces, mamíferos acuáticos, son parte del mar. Son, en una palabra, buzos: seres humanos en la tierra, peces cuando están en el agua.



Y para finalizar, los buzos saben que, como todos los seres que tienen el privilegio de deambular por el vasto océano, deben estar juntos para que la vida tenga algún sentido. Deben ser cómplices, amigos y hermanos. El concepto de amistad para un buzo es mucho mas profundo que para el resto de los mortales. Un amigo/buzo se mete en el corazón y respira desde adentro con el ritmo que le marca el movimiento de las olas.



Un buzo sonríe y en sus dientes se dibujan los arrecifes, llora y de sus ojos brota agua salda con una densidad diferente a las de las lágrimas. Llora mar.



Platica y sus palabras son como un canto aprendido de las ballenas. Nada y sus movimientos se parecen a los de un delfín…caminan y sus movimientos son como los del pulpo, sinuosos, tranquilos y seductores.



Un buzo es… hombre, pez, brecha y mar.

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